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#BettySexSiesta


#BETTYSEXSIEXTA
(relato verídico)



Un sábado por la mañana, una de mis amigas horizontales me llamó por teléfono comentándome que tenía ganas de una sesión lésbica sin chicos por el medio, y como no, la invité a una “siesta” conmigo a las cuatro de la tarde.

Para recibirla, elegí una sugerente y muy cortita falda vaquera con una camiseta de algodón blanca de tirantes, que marcaban y dejaban entrever el tono oscuro de mis pezones y de mi aureola.

A las cuatro de la tarde, tal y como habíamos quedado, sonó el timbre y al abrir la puerta, me llevé una gran sorpresa. Mi amiga Sandra le estaba comiendo la boca a otra chica.

-“¡Sorpresaaa!”- me dijo mi amiga mirándome de forma muy picarona.
-“Jajajajaja… ni tanto”- le respondí.

Se presentaba una “siesta” de lo más interesante. Pasamos todas al salón para tomar un café y hacer las presentaciones pertinentes.

-“Betty, Rebeca; Rebeca, Betty”- nos presentó mi amiga.
-“Espero que no te haya molestado que haya venido, pero cuando Sandra me dijo la “siesta” que ibais a hacer, no puede evitar “auto-invitarme”- dijo Rebeca.
-“No hay problema, mi cama es muy grande para dormir las tres”- le dije guiñándole una ojo.

Las tres nos sentamos en el mismo sofá y Sandra en el medio de ambas. Tras estar un ratito coqueteando, acariciándonos y comiéndonos la boca la una a la otra, pensé que ya era hora de empezar la “siesta”.

-“Bueno chicas, no sé a vosotras, pero a mi me está entrando sueño, y creo que voy a ir directa a la cama. Allí os espero”- les dije.

Me dirigí a mi dormitorio y tras de mi, me siguieron Sandra y Rebeca. Allí continuamos comiéndonos la boca, una a la otra, la otra a la una, las tres a la vez…

Mi lengua siguió jugando con la de Rebeca mientras mis manos acariciaban sus duros pezones por encima de su camiseta. Sentí las manos de Sandra, que se había colocado tras de mi, colarse bajo mi  falda y apretar mis nalgas mientras mordisqueaba mi cuello. 

Lentamente, Rebeca comenzó a bajar los tirantes de mi camiseta al tiempo que iba acariciando mi piel, hasta bajarla por completo y dejar mis pechos al aire. Mis pezones estaban extremadamente duros por la excitación al sentir la suavidad y calidez de sus manos rozándolos. Comenzó a masajearlos mientras yo le iba subiendo la camiseta hasta encontrarme con sus redondos y perfectos pechos. Sus pezones eran como dos garbanzos, duros, oscuros, que invitaban a ser lamidos. Acerqué mis pechos a los suyos para poder frotar nuestros pezones, al tiempo que mordisqueaba sus labios.

Sandra se había arrodillado y su cabeza se encontraba entre mis nalgas. Sus manos se encargaban de abrírmelas bien para dejar todo mi sexo a la vista. Sentía el suave roce de su lengua en él mientras yo echaba hacia atrás mis caderas, para facilitar que su lengua pudiese alcanzar mi ya hinchado clítoris. Notaba como mi flujo iba saliendo y mis labios palpitantes a causa de lo caliente que estaba. Se incorporó, se colocó a nuestro lado y comenzamos a besarnos. Notaba el sabor de mi sexo en su lengua y Rebeca también.

Terminamos de desnudarnos y nos tumbamos en la cama. Estaba realmente excitada, y lo único que quería en ese momento era poder saborear el flujo de alguna de ellas. Me situé de rodillas frente a Sandra, que me esperaba con sus piernas bien abiertas. Noté como me mojaba aún más cuando mi lengua recorrió suavemente su sexo, de arriba a bajo, en un solo lametazo. Noté su olor, su sabor, su humedad e hizo que me dilatase por completo. Al tiempo que mi lengua lamía su clítoris, empecé a masturbar el mío, esparciendo todo mi flujo mientras lo hacía.

Miré hacia arriba y vi como Rebeca estaba de rodillas, sentada a horcajadas sobre la boca de Sandra, tirando de su propio pubis para que ésta pudiese comerle bien su clítoris. Viendo aquella escena, con mi lengua lamiendo el clítoris de Sandra y mis dedos masturbándome fuertemente, me corrí notando como mojaba toda mi mano. Mis gemidos las encendió aún más y al poco noté en mi lengua como Sandra se corría y tras ella, Rebeca sobre la boca de ella.

-“Túmbate”- me dijo Rebeca- 

Me tumbé y Rebeca se echo sobre mí para hacer un 69. El roce de su larga melena sobre mi sexo me calentó nuevamente al máximo. Su lengua comenzó a lamer mi clítoris, a hacer movimientos circulares alrededor de él mientras sus dedos me masturbaban enérgicamente. Al mismo tiempo, yo succionaba el  suyo mientras mi lengua se movía rápidamente. Vi como un dildo se introducía dentro de ella. Era Sandra que se había puesto su arnés y comenzaba a penetrarla, mientras yo seguía lamiendo su clítoris. Allí abajo, en aquel 69, con el sexo de Rebeca en mi boca y viendo como Sandra la penetraba, hizo que mi flujo empezase a salir continuamente mientras Rebeca lo iba lamiendo. 

Los gemidos de Rebeca me hicieron entender que estaba apunto de correrse nuevamente, así que moví más enérgicamente mi lengua, del mismo modo que Sandra empezó a follarla aun más fuerte. Noté como se corría, como mojaba mi boca, el sabor de su flujo en mi lengua. Y de la misma manera, yo me corrí en la boca y en los dedos de Rebeca.

Continuamos con la “siesta” y después de aproximadamente una hora y media jugando, acabamos rendidas y, abrazadas unas con otras, caímos profundamente dormidas.

4 comentarios:

  1. Sensacional muestra de entendimiento complicidad y sorpresa...todo en uno!!!con todos estos alicientes q se puede esperar nada mas q una maravilla de encuentro y volver q repetirlo.jijiji ya sabes cariño...un besithooo humedooo!!!

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  2. sensacional y excitante eres la mejor nunca te "cierasa nada" y eso me encanta siempre estas dispuesta eres lo mejor k conozco me excitas mucho por supuesto me he masturvado imaginando todo lo que cuentas no cambien nunca besitos

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  3. Gracias... ¿quién podría negarme a una "siesta" con unos bombones como los que tuve en mi cama? Sería un delito... ;)

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