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Solo para sus ojos


SOLO PARA SUS OJOS
(relato verídico)


De vez en cuando chateo y en una ocasión alguien supo captar especialmente mi atención, lo suficiente como  para charlar con en él en privado.

Tras las acostumbradas preguntas sobre de dónde eres, cómo eres, qué buscas, ver fotos mías y charlar amenamente; me hizo una propuesta que consiguió disparar mi imaginación. Quería que fuese su webcamer personal, pero mi lado más morboso y perverso ya se había apoderado de mí, así que mejoré su propuesta: lo haría en vivo y en directo sin cámaras por medio. La única condición que puse fue que, por mi propia seguridad, habría un chico de mi confianza en la habitación, sin participar, solo como mero observador. Y aunque en un principio me puso alguna pega, sabía que o era así o nada, por lo que finalmente aceptó. Decidimos organizarlo un sábado noche, en una habitación de hotel.

Ese sábado, mi amigo y yo llegamos a la habitación del hotel con intención de acondicionarla un poco: música y luz sugerente para caldear aún más el ambiente, así como todo mi arsenal de juguetes sobre la cama. Para la ocasión había escogido un mini vestido de encaje color frambuesa junto con un pequeñísimo tanga a juego. El encaje del vestido dejaba entrever todas las curvas de mi cuerpo.

La excitación me invadía y notaba mi sexo preparado para ello.

-“Ufffff… es increíble lo golfilla que puedes llegar a ser. ¿Tú te has  visto como estás?”- me dijo mi amigo metiendo su mano entre mis piernas. – “Estás chorreando”.

Yo estaba desnuda frente a él. Le cogí la mano e introduje uno de sus dedos en mí, para que pudiese notar más aún toda mi humedad. Me cogió por la cintura y de pie, comenzó  a masturbarme introduciendo dos de sus dedos en mi palpitante sexo. Noté como mi flujo iba resbalando y se los mojaba. Cuando estaba apunto de correrme, paró.

-“Así estarás caliente como una perra”- me dijo, mientras chupaba sus dedos mojados.

Sin limpiar la humedad de mi sexo, me puse el tanga que enseguida quedó mojado. Quería que pudiese ver lo caliente y mojada que estaba mientras me iba diciendo todo lo que quería ver. Después, me puse el vestido y esperé a que llegase.

A los cinco o diez minutos, llamaron a la puerta, abrí y allí estaba.

-“Betty, ¿verdad?- me preguntó algo nervioso.

Le invité a pasar y le dije que se sentase cómodamente en la butaca que había colocado frente a la cama. Mi amigo se colocó más retirado, casi en la puerta, para dejarle todo el protagonismo y hacer como que no estaba presente en la habitación.

Le expliqué las normas.

-“Podrás mirar, pedirme que haga cosas. Podrás masturbarte si quieres, pero lo que no podrás hacer es tocarme”- le dije

-“Entendido”- me contestó.

De rodillas sobre mi cama, comencé  a mover mis caderas al ritmo de la sugerente música que había puesto al tiempo que mis manos acariciaban mis pechos. Mis pezones estaban duros como piedras y se veían perfectamente a través del encaje de mi vestido. Le miraba fijamente y en sus ojos podía ver su deseo y como seguía cada uno de mis movimientos. Una de mis manos comenzó a descender suavemente hasta llegar a mi sexo. Comencé a tocarme por encima del tanga y a tirar de él para que mis labios saliesen por ambos lados. Al verlo, abrió sus ojos como platos y su mano fue directamente a su entrepierna que ya se intuía abultada.

Me tumbé sobre la cama abriendo mis piernas frente a él mientras yo seguí tirando de mi tanga, masturbándome con él. Lo tenía totalmente mojado. Mientras, con mi otra mano, subía el vestido dejando mis pechos al descubierto. Aparté el tanga y empecé a rozar mi clítoris, mientras que la otra mano acariciaba mis duros pezones. Mis caderas se movían hacia arriba y hacia abajo mostrando la excitación que me invadía. Introduje los dedos y comencé a masturbarme suavemente, sacándolos y metiéndolos hasta que la palma de la mano tocaba mi clítoris. Mientras lo hacía, mi espalda se arqueaba de placer. 

-“Ponte a cuatro patas y sin quitarte el tanga quiero ver como te das con el vibrador”- me dijo.

La forma como me lo dijo, el vocabulario que utilizó, hizo que algunos goterones de flujo saliesen espontáneamente. Me incorporé y me coloqué dejando a la vista todo mi sexo. Cogí un vibrador y comencé a acariciar mi clítoris suavemente, acercándolo hasta la entrada e introduciendo un poco la punta de éste. Quería calentarlo al máximo, sin que supiese en que momento exacto me lo iba  a clavar completamente. 

Ladeé la cabeza. Pude ver que se estaba masturbando enérgicamente al tiempo que no le quitaba ojo a mi sexo. Al verlo, me excité más y comencé a follarme fuertemente, sacándolo por completo para poder mostrarle como era mi sexo abierto y dilatado. Comencé a lamer el vibrador mirándole a los ojos. Vi como su respiración se hacía cada vez más fuerte, lo que provocó en mí un largo y fuerte orgasmo acompañado de gemidos. Casi al tiempo él se corría explosivamente, tanto que su semen acababa derramado por el suelo de la habitación.

-“Ha sido una pasada verte. Cuando quieras repetir esta experiencia, no dudes en decírmelo”- me dijo mientras se limpiaba.

Cerró su bragueta, se incorporó y tras cruzar unas palabras con mi amigo por su discreto comportamiento, se fue.

Tumbada sobre la cama, con el vibrador aun en la mano, oí unas palabras en tono pícaro, que me decían… “¿dónde lo habíamos dejado?”


7 comentarios:

  1. muy bueno como todos tus relatos y supongo como termino hecharias un polvo salvaje a tu amigo eres muy caliente y eso me gusta mucho besitos

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  2. No lo dudes que mi amigo se llevó una muy buena parte...jejeje, y yo con él... ;)

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  3. Bonita "fiesta", de verdad que sí ;)

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  4. Morbosisima fantasia y si q la mejoraste...vaya q si!!!y tu acompañante vamos... gozo como un perro!!!en el punto algido te cogio grrrrr!!!ya sabes...un besithoooo humedooo!!!muacksssss!!!

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  5. Creo que todos los presentes en la habitación, lo acabamos pasando pero que muy bien... ;)

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  6. Si hubiera aguantado mas le hubiera regalago algo al invitado.....te hubieras acercado y le hubieras dejado tocarte ?

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