Páginas

Mi primer Dogging


MI PRIMER DOGGING
(relato verídico)

Una de las playas más conocidas de Asturias por su belleza, debido a su aspecto salvaje, es la de Xagó y muy especialmente, en el mundo swinger y del dogging, por sus frecuentadas dunas.

En una ocasión, uno de mis amigos horizontales me invitó a ir con él. Nunca había ido, así que acepté encantada. Era un sábado por la tarde a comienzos de verano. La temperatura no era excesivamente alta y se podía estar perfectamente al sol sin sombrilla. De las muchas dunas, encontramos una lo suficientemente discreta, rodeada de hierbas altas, para poder practicar nudismo, ya que realmente esa playa es textil.

Llevaríamos una hora aproximadamente tomando el sol, cuando observé un desfile de hombres paseándose entre las dunas, de arriba a bajo, observando, como si estuviesen buscando algo o alguien. 

-“¿Has visto la cantidad de tíos que andan por aquí sueltos?”- le dije a mi amigo.
-“Saben que por aquí puede haber gente en pelotas y se dedican a mirar.”- me contestó.

Me tumbé boca abajo para seguir tomando el sol, eso sí, abriendo bien mis piernas. Si andaban por allí mirando, por lo menos les intentaría alegrar un poco la tarde.

No sé cuanto tiempo había pasado, cuando sentí un peso sobre mis nalgas. Era mi amigo.

-“Joder, que susto me has dado. Estaba dormida”- le dije refunfuñando.
-“¿Un masajito?”- me preguntó.

Sin contestar, sentí como un chorro de aceite caía por mi espalda. Sus manos comenzaron esparcirlo bien por ella. Cerré los ojos y me relajé. Cada vez que se inclinaba hacia delante para masajear mis hombros notaba como su sexo, ya casi erecto, rozaba el mío. Aquello me excitaba porque aunque, en el fondo, sabía que era totalmente intencionado, en mi cabeza jugaba con la idea de que eran roces inocentes aunque muy peligrosos.

Se movió un poco, para sentarse sobre mis piernas, momento que yo aproveché para abrirlas todo lo que las suyas me permitieron. Sentí otro chorrito de aceite, pero esta vez sobre mis nalgas. Sus manos comenzaron a masajearlas, apretándolas fuertemente, abriéndolas… Los roces ya no se producían con su sexo, sino con sus dedos que rozaban peligrosamente mis labios ya hinchados y palpitantes. Yo levantaba un poco mis caderas buscando que esos roces pasasen a ser algo más.

-“Estás cachonda, ¿eh?”- me dijo.
-“Tú que crees…”- le respondí.
-“He traído condones, ¿le alegramos las vistas a alguno de estos?”- me preguntó.

Hacerlo en un lugar público sabiendo que me podían pillar, despertó mi lado más morboso.

-“Empecemos a jugar a ver que pasa…”- le dije picaronamente.

Se tumbó de lado junto a mí, mientras yo seguía boca abajo. Con una mano empezó a tocar mis nalgas. Abrí mis piernas todo lo que pude. Notar el calor del sol en mi sexo me hacía consciente de donde estaba, de lo que estaba haciendo y notaba como mi corazón palpitaba fuertemente sabiendo que, tras esas hierbas, podían estar observándonos.

Bajó su mano por mis nalgas hasta que sus dedos alcanzaron mi sexo. Empezó a frotarlo desde mi clítoris hasta mi culo. Notaba como le iba mojando y como él esparcía todo mi flujo. Subí mis caderas invitándole a que sus dedos entrasen dentro de mí.

-“Estás empapada”- me dijo- “Quiero lamerte entera”.

Al incorporarme, pude ver dos hombres observando tras las hierbas que rodeaban nuestra duna. Se me aceleró aún más el corazón. Me tumbé nuevamente, pero esta vez boca arriba y de forma que mi sexo apuntase hacia ellos, abriendo bien mis piernas. Con gesto disimulado, le indiqué a mi amigo que se acercase para poder susurrarle al oído.

-“Hay dos observándonos”- le dije.
-“¿Te molesta?”- me preguntó.
-“Me pone aún más cachonda”- le respondí.

Con su lengua recorrió mi sexo de arriba a bajo, lamiendo toda mi humedad al tiempo que yo acariciaba mis pechos y dejaba escapar pequeños gemidos. Con movimientos circulares, su lengua empezó a masturbar mis clítoris lentamente incrementando, poco a poco, el ritmo al tiempo que me penetraba con dos dedos. Yo fantaseaba con la idea de que aquellos hombres nos estaban observando, masturbándose viendo como mi amigo me lamía, como me follaba con los dedos, mientras yo me retorcía de placer. Sentía como salía cada vez más flujo y como le mojaba su boca mientras le oía gemir de gusto al beber cada una de mis gotas.

Su lengua, sus dedos, las imágenes en mi cabeza de aquellos hombres, sus gemidos, los míos… hicieron que, sin poder controlarlo, alcanzase un fuerte orgasmo.

-“Túmbate”- le dije a mi amigo.

Me incorporé y al hacerlo, vi que los dos hombres seguían allí. Se habían acercado un poco más, sin importarles ser o no descubiertos. Estaban tan cerca que, entre las hierbas, podía distinguir como uno de ellos se estaba masturbando, tal y como yo fantaseaba.

Mi amigo se tumbó. Me puse a cuatro patas de forma que mi culo y sexo apuntasen hacia ellos. Bajé mi boca directamente a su entrepierna. Estaba tan caliente que lo único que quería era lamerle, pasar mi lengua alrededor de aquel glande. Comencé a subir y a bajar masturbándolo ayudándome con una mano. Con la otra, masajeaba mi clítoris, sabiendo que ellos estaban mirando.

Percibí algo de movimiento entre las hierbas que estaban frente a mí y observé de reojo una silueta. No sabía si era otro hombre o si era alguno de aquellos dos que se había colocado allí para poder observar mejor. Cualquiera de las dos opciones me excitaba, así que seguí lamiendo a mi amigo aún más lascivamente, pasando mi lengua de arriba a bajo.

Me incorporé y con una mano rebusqué en los bolsillos del pantalón de mi amigo buscando un preservativo, mientras que con la otra le seguía masturbando. Con disimulo pude observar que el hombre que tenía enfrente, era otro nuevo. Ahora eran tres.

Cogí el preservativo, lo abrí y se lo puse al tiempo que yo me colocaba sobre él con intención de sentarme sobre su polla, clavándomela por completo. Empecé a follarle inclinándome sobre él, de forma que, con sus manos, pudiese abrir bien mis nalgas para que así pudiesen verlo.

-“Que vean como me follas”- me susurró.

Con aquellas palabras, me incorporé para que el que estaba frente a mi, pudiese verme bien siendo yo ahora la que me abría las nalgas. Comencé a cabalgarle tan enérgica y rápidamente que mi amigo no pudo controlarse y su gemido me delató que se había corrido. Yo seguí moviéndome, subiendo, bajando, sabiendo que me estaban observando, que se estaba masturbando, y alcancé un intenso orgasmo.

Esta fue la primera de las muchas experiencias posteriores que tuve en la práctica de Dogging.

14 comentarios:

  1. Comp te e dicho en twiter relatas muy muy bien los hechos y escribes perfectamente , un placer haber leido 2 relatos tuyos. Nos vemos x twiter

    ResponderEliminar
  2. Comp te e dicho en twiter relatas muy muy bien los hechos y escribes perfectamente , un placer haber leido 2 relatos tuyos. Nos vemos x twiter

    ResponderEliminar
  3. Gracias por tus comentarios... muacckkksss... ;)

    ResponderEliminar
  4. Hola lo cierto es que relatas tan bien los hechos que hace que me crezca un bulto entre el pantalon ejejejeje,Es un placer leerte un besazo

    ResponderEliminar
  5. Jejejeje... el fin último de los relatos, es precisamente provocar es abultamiento o inundación en los "barrios bajos"... Gracias por leerme... ;)

    ResponderEliminar
  6. Muy bueno el relato. Tengo las partes bajas muy caleintes ;) ;)

    ResponderEliminar
  7. Pues lo consigues perfectamente si vieses como estoy jajajajaja.Un placer leerte que lo sepas :)

    ResponderEliminar
  8. A mi me ha pasado igual se me ha puesto dura y me estoy pajeando pensando que el amigo al que te follaste era yo

    ResponderEliminar
  9. Detallazo lo de dar espectáculo. A veces cuando estoy cerca de una MILF con minifalda y cruza las piernas con cuidado de no enseñar nada, siempre me imagino que es como tú y de repente hace un upskirt a propósito, consciente de que enseñando las bragas puede poner cachondo a un tío como yo...

    ResponderEliminar
  10. va a haber q ir por xagó

    ResponderEliminar
  11. Hola no se tu seas la taquillera de la esta bellas artes esposa :-) ea de eddy que conocimos en el sangros de los azulejos

    ResponderEliminar
  12. Entiendo mejor el chino que lo que me has puesto, campeón ;)

    ResponderEliminar