GLORY HOLE
(relato verídico)
-“¿Habéis
probado alguna vez un Glory Hole? Yo no”.- pregunté y respondí a mi pregunta.
La
afirmación les resultó realmente extraña a mis amigos.
-“¿Qué
no has probado un Glory? ¿¿Tú??
Respondí
que en Asturias no conocía ninguno.
-“Sé
que hay alguno en algún sex shop, pero no merecen la pena. Si me acompañas te
llevo a un local que conozco en Madrid para que lo pruebes”.- me dijo uno de
mis ellos.
El
viernes siguiente estábamos en camino. El viaje se hizo largo, no veía la hora
de llegar al hotel, ducharme y prepararme para empezar la noche. El deseo y mi
imaginación volaban por su cuenta.
Escogimos
un hotel tranquilo a las afueras de la capital. Cerca de medianoche, tras una
cena en la misma habitación, me vestí con mi ropa más cañera, como es costumbre
para visitar un local liberal.
Llegamos,
me enseñaron el local y como no la sala donde parte del pasillo exterior tenía el
Glory con sus agujeritos. He de reconocer, que al verlo una excitación recorrió
mi cuerpo y sentí un cosquilleo entre mis piernas.
-“Quédate
con dónde está”.- me dijo mi amigo sonriéndome pícaramente.
Para
ser viernes el local tenía bastante ambiente, especialmente chicos solos,
sentados en la barra. Las parejas teníamos acceso a todo el local.
Tras
una copa, mi amigo me invitó a acercarme a los sofás contiguos al Glory. Allí
sentados, comenzó a calentarme susurrándome al oído que varias pollas esperaban
mi lengua y mi húmedo chochito, al tiempo que sus manos recorrían lentamente la
parte interna de mis muslos, acercándose peligrosamente a mi entrepierna.
Notaba mi sexo húmedo, palpitante deseando ser tocado, lamido, penetrado…
-“Espérame
aquí, vuelvo enseguida”.- me dijo mi amigo.
A
los pocos segundos regresó. Me levantó del sofá, me agarró subiéndome el
vestido y empotrándome de espaldas a la pared del Glory, comenzó a besarme
lascivamente.
-“Date
la vuelta y agáchate”.- me susurró.
Me
arrodillé y justamente un agujero quedaba a la altura de mi cara. De ella salía
una polla enorme (que más tarde supe que era de un chico al que mi amigo fue
avisar) La agarré para no dejarla escapar y comencé a lamerla trazando suaves
círculos alrededor de su glande mientras que con mi mano comencé a masturbarle.
Con la mano que me quedaba libre comencé a rozar mi clítoris que ya se notaba
abultado por la excitación. Me la metí en la boca. Era tan gorda que me la
llenaba por completo. Salivaba mucho y disfrutaba como pocas veces, por el
morbo de no saber a quien se la estaba comiendo.
Mi
boca empezó a masturbarlo y notaba como aquella polla quería moverse como si
estuviese follándomela. Mientras, mis dedos se humedecían más y más entre mis
piernas. Estaba muy mojada y notaba como alguna que otra gota de mi flujo
resbalaba por la parte interna de mis muslos.
En
el agujero de al lado, como a un metro, había otra asomando. Con la mano húmeda
que tenía ente mis piernas comencé a acariciarle el glande. Humedecí aún más la
mano con mi saliva para que fuera más placentero para el chico. Reconocí la
polla de mi amigo.
Me
moví un poco para colocarme justo entre las dos y comencé a masturbarlas
mientras las veía asomando por aquellos agujeros. La situación era muy morbosa,
y aunque sabía que una de ellas era de mi amigo, en ese momento eran solo dos
pollas duras y gruesas para mi, sin importar de quienes eran.
No
soportaba más el calentón. Cogí dos preservativos que había en una mesa, los
desenvolví y muy despacio se los puse a ambos. Me levanté y me puse de espaldas
a la pared, haciendo que mi chochete coincidiera con la gran polla que minutos
antes me había comido tan gustosamente, apoyando mis brazos en la mesa para no
separarme de la pared.
Me
penetró de una sola embestida. Era realmente gorda para la estrechez de mi
chochete. Notaba su excitación por la fuerza de sus penetraciones, tenía que
sujertarme fuertemente a la mesa para no separarme de la pared. No quería
perderme ni centímetro de aquel miembro. Sin casi ser consciente alcancé un
orgasmo con el que sentí como parte de mi flujo iba arrollando por mis piernas
y su polla, encharcando un poco el suelo. Él nada más notar toda aquella
humedad se corrió soltando un pequeño gemido.
Aquella
polla salió de mí pero inmediatamente la segunda polla me penetró y comenzó a
embestirme sin parar. Lo podía oír al otro lado de la pared como me llamaba
puta y me pedía que le mojase por completo. Inmediatamente él también se
corrió.
Estaba
exhausta con tanto orgasmo y por la postura. Cuando me disponía a quitarme,
noté como otra polla intentaba penetrarme. A pesar del cansancio, mi excitación
seguía al límite así que me aseguré de que tuviese puesto un preservativo y
dejé que me follara. No era muy grande y entre la pared y su tamaño solo me
penetraba la entrada de mi chochete, así que quité una mano de la mesa en la
que me sujetaba y comencé a frotarme el clítoris hasta alcanzar un nuevo
orgasmo con un gemido, que fue acompañado de otro por el hombre que me estaba
follando.
Exhausta
me aparté y dejé caer en el sofá. Ahí estaba mi amigo, que sonriendo me dijo:
-Si
el Glory lo haces tumbada, ¡te follas a todo el local!
Ambos
estallamos en una enorme carcajada.
A
la mañana siguiente, las agujetas de mis piernas delataban el gran ejercicio
que había hecho esa noche.
Delicioso y excitante.
ResponderEliminarFmd: Livethemoment
Que buen relato.
ResponderEliminarjoderrrrrrrrrrrrrrr, como me has puesto, me encanta que seas así. ufffff
ResponderEliminarterriblemente morboso ¡¡¡ tus relatos son altamente excitantes.....
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